No existe un impedimento en sí mismo para que las personas con linfedema realicen viajes o desplazamientos entre ciudades. No obstante, conviene que tengan en cuenta algunos factores que pueden hacer que el sistema linfático se sobrecargue en estas situaciones. Conocerlos y prevenirlos evitará inflamaciones, infecciones y otras molestias perjudiciales. Si tienes linfedema, o alguno de tus seres queridos vive con esta afección, en esta entrada te damos 6 consejos prácticos a la hora de programar y realizar un viaje.
1. Viaja ligero de equipaje
Es ampliamente conocido que las personas con linfedema deben abstenerse de cargar mucho peso, ya sea que su afección esté en miembros superiores o inferiores.
Cuando vayas a hacer tu equipaje, elige en primer lugar una maleta que sea liviana y que tenga ruedas. Intenta no llenarla demasiado para evitar forzar el cuerpo en el momento de tirar de ella, y no dudes en pedir ayuda a la hora de levantar tu equipaje. Ten cuidado si has llegado a excederte con los regalos que llevas, o si de regreso te has pasado en la compra de souvenirs. En el caso de unos y otros, elige objetos pequeños y poco pesados. La idea es que no cargues con más peso del que sueles levantar con frecuencia.
En el caso de que el destino que elegiste te exija el uso de mochila, elige una que reúna estas características:
- Cómoda y pequeña.
- Ajustable, es decir, que cuente con un cinturón que se ajuste a la cadera para hacer más llevadero el peso.
- Con superficie transpirable hacia la espalda.
- Con tirantes o asas anchas y de refuerzos acolchados para evitar rozaduras. Si el linfedema afecta al menos uno de tus miembros superiores, ten presente que siempre que lleves la mochila a tu espalda debes usar los dos tirantes.
Recuerda que no debes elevar ni empujar la maleta o mochila con tu miembro afectado.
2. Viaja con ropa suelta
A la hora de elegir la ropa, como siempre, debes decantarte por prendas ligeras y sueltas, y mucho más si hablamos de las que vas a vestir en el momento de realizar el desplazamiento. Ante todo debes velar por tu comodidad y evitar constricciones perjudiciales.
Si vas a pasar muchas horas en un avión, coche, tren o autobús debes llevar prendas que no impidan el retorno venoso y linfático.
Ten en cuenta asimismo que tu ropa sea fresca y que te proteja de posibles picaduras de mosquitos o de amenazas presentes en terrenos en los que puedes cortarte o hacerte daño.
Con respecto a los zapatos, que sean cómodos y seguros, es decir que sean cerrados y ajustados, pero nunca apretados. Es importante que ya los hayas usado con anterioridad, para evitar que te causen presiones y rozaduras inesperadas. En caso de ir a la playa, lleva calzado especial para mantener tus pies cubiertos.
3. Viaja con antibióticos, repelente y protector
Con el fin de cuidarte de los riesgos adicionales a los que te pueden someter las infecciones o quemaduras en tu condición, existen elementos que siempre debes tener en cuenta antes de cerrar tu equipaje:
- No olvides llevar antibióticos o una receta para que los puedas comprar en caso de que padezcas una infección.
- Incluye también solución desinfectante y crema antibiótica para tratar posibles lesiones en tu piel.
- Lleva repelente para insectos con el fin de evitar infecciones por picaduras.
- Lleva y aplícate protector solar en todo tu cuerpo, incluso en el miembro afectado antes de ponerte la prenda de compresión.
4. Viaja con el tiempo a tu favor
Cuando viajes, hazlo con todo el tiempo de sobra que te sea posible. De esta forma evitarás, primero que todo, estresarte, y segundo, hacer los desplazamientos de forma atropellada. Ambas situaciones ponen en riesgo tu salud.
Si tienes que tomar un avión, un autobús o un tren, llega con tiempo al aeropuerto o estación. A tu miembro afectado no le sentará nada bien que tengas que correr desesperadamente por los pasillos arrastrando una maleta o cagando una mochila.
También debes evitar chocar con personas, ya que te expones a que te pisen el pie de la pierna afectada o a que te golpeen el brazo con linfedema, situaciones que pueden comprometer tu salud.
5. Viaja con asiento al pasillo y muévete
Sea cual sea el medio de transporte en el que viajes, debes moverte. Si vas en avión o en tren, da pequeños paseos por los pasillos. En el autocar, intenta levantarte de tu silla una vez por cada 30 minutos de trayecto y aprovecha las paradas en las estaciones de servicio. En cualquiera de estos medios de transporte, es recomendable que elijas el asiento que da al pasillo para que te puedas levantar con más libertad.
Si vas en coche, haz paradas con más frecuencia para darte ocasión de estirar todo el cuerpo, liberar las presiones y hacer algunos movimientos.
De igual forma, mientras permanezcas en la silla también puedes realizar rutinas que favorezcan tu estado de salud. Realiza ejercicios de respiración, mueve los hombros, flexiona y extiende los codos y las rodillas, gira las muñecas y los tobillos.
Si el afectado es un miembro superior, lleva una pelota para presionar con las manos. En lo posible, eleva la extremidad afectada cada cierto tiempo para favorecer el retorno venoso y linfático. Por último, realiza algunas de las manipulaciones de autodrenaje linfántico para disminuir el riesgo de edematización.
6. Viaja en avión sin inconvenientes, pero consulta sobre tu prenda de compresión
Se han realizado estudios para determinar si el número y la duración de los vuelos que realiza una persona con linfedema pueden tener efecto sobre su condición y ninguno ha sido concluyente.
Y es que luego de hacer mediciones del nivel de edema en pacientes que habían realizado vuelos, tanto largos como cortos, no se encontraron diferencias significativas. Por tanto, no se ha concluido que volar sea un factor de riesgo para quienes tienen linfedema.
Otra de las preguntas más frecuentes que se hacen las personas con linfedema es si deben usar o no prendas de compresión a la hora de abordar un avión o de emprender un viaje por tierra en el que se hagan desplazamientos a zonas de una altitud muy contrastada. Nuestra recomendación es que siempre lo consultes con tu fisioterapeuta o especialista, y mucho más si se trata de un vuelo de largo recorrido. Es él quien mejor puede valorar tu caso y, de acuerdo con su opinión profesional, establecer el grado de compresión que debe tener tu vendaje o prenda.
Sin embargo, y de manera orientativa, sí que te podemos dar algunos parámetros:
- Si padeces inflamación crónica se recomienda que utilices vendajes de compresión en todos los viajes aéreos. Lo ideal es que te vendes, sin mucha intensidad, antes de viajar. Una vez que llegues al destino, lo recomendable es que mantengas la venda por 2 horas más. También puedes usar la manga o la media de compresión, pero en este caso la compresión no debe ser demasiado intensa.
- Sin embargo, hay que decir al respecto que cada vez se han introducido aviones de última generación que mantienen la presión en cabina de una manera más eficiente que los modelos anteriores. Por tanto, no es necesario obsesionarse con la altura alcanzada, sino asegurarse de llevar la prenda puesta sin una compresión excesiva.
- Si tu caso es de hinchazón esporádica, la recomendación es que uses la manga o media de compresión cuando viajes en avión o cuando la altitud en algún momento del desplazamiento por tierra sobrepase los 2.400 metros.
- Lleva una prenda de compresión de recambio.
Con estas recomendaciones podrás minimizar los riesgos de que el linfedema constituya un impedimento para un viaje seguro y placentero.