Recomendaciones

¿Cómo tratar las infecciones cutáneas en personas con linfedema?

Si bien es cierto que no todo corte, herida o quemadura que padezcamos está destinado automáticamente a convertirse en una infección en toda regla, lo mejor es saber cómo actuar para prevenir complicaciones. A continuación, las pautas que debemos seguir para ello:

  • El primer e imprescindible paso es lavar la zona con agua y jabón para evitar que las bacterias permanezcan en la superficie de la herida.
  • Aplicar una crema o pomada antibiótica de venta libre.
  • Cubrir el área afectada con una venda limpia y seca, y cambiarla con frecuencia para que la zona se mantenga limpia y cubierta hasta que sane completamente.
  • Estar atentos a posibles indicios de infección, como enrojecimiento, inflamación, aumento de calor en la zona o fiebre.
  • Si ya tenemos un protocolo de actuación por parte del médico, iniciarlo de inmediato. En caso de no tenerlo y creer que hay infección, ir al centro de salud cuanto antes.

¿Qué tan importantes son los antibióticos para quienes tenemos linfedema?

Es necesario hacer énfasis en el hecho de que TODA INFECCIÓN -sí, así en mayúsculas para que no pase desapercibido-, debe tratarse de inmediato con un antibiótico, independientemente de si se convirtió en celulitis o no.

En la mayoría de los casos el médico recomienda guardar reposo y mantener el miembro un poco elevado. Sí el dolor no lo impide, es aconsejable continuar con el uso de la prenda de compresión. Sólo en el caso de que la zona esté muy inflamada y dolorida, lo mejor es dejar de usarla hasta que pasen los síntomas. Pero siempre hay que atenerse a las instrucciones del médico al respecto.

El tratamiento con antibiótico suele hacer efecto pasados unos días, pero aunque los síntomas desaparezcan, es necesario continuar con la prescripción en su totalidad durante el tiempo que indique el médico. Si aún habiendo terminado el tratamiento la infección no remite, la persona que la padece deberá ser hospitalizada para que le sea suministrado antibiótico por vía intravenosa.

Es importante que en el centro asistencial conozcan la condición del paciente como persona con linfedema, para se proceda con la urgencia debida y para que se evite a toda costa realizar la punción en el miembro afectado.

¿Se debe hacer drenaje linfático cuando hay infección?

Absolutamente no. No se debe hacer drenaje linfático manual en la zona afectada hasta que no se haya controlado completamente la infección.

Lo indicado, en estos casos, es dar el tiempo suficiente al antibiótico para que produzca su efecto, sin que intervenga ningún otro procedimiento.

¿Qué hacer cuando las infecciones se vuelven recurrentes?

Lo primero y más importante, es hablarlo con el médico, para que sea él quien nos indique un protocolo de actuación previo a cualquier consulta. Y es que, enfrentados a estas circunstancias, los pacientes con linfedema debemos saber cómo adquirir antibióticos en la farmacia ante una emergencia y conocer cuál es la dosis y el tiempo del tratamiento preventivo.

Dicho de otra manera, cuando las infecciones son recurrentes, necesitamos saber cómo actuar de manera correcta. No puede ser que ante cada corte o síntoma esperemos a la cita médica para ser atendidos, pues se pierde tiempo de actuación y aumenta la posibilidad de que la situación vaya a peor.

En España, adicionalmente, existe la posibilidad de que la información sobre el antibiótico recetado por el médico aparezca en la tarjeta sanitaria electrónica como un dato relevante ante cualquier eventualidad. Debemos asegurarnos de que así sea.

Por otra parte, el médico también nos puede recomendar tomar dosis bajas de antibiótico antes de cualquier procedimiento que implique punción o incisión.

¿Cómo podemos reducir los riesgos de infección por heridas?

Los riesgos de infección por heridas, cortes o quemaduras en nuestra condición de personas con linfedema constituyen la principal razón por la que debemos extremar nuestros cuidados a la hora de hacer labores de casa, usar elementos punzantes y cortantes, y elegir ropa y zapatos que protejan nuestra piel.

Conocer estos riesgos también nos estimula a dedicar tiempo en algún momento de la semana a observar con detenimiento nuestro miembro afectado, por si hubiese algún corte o herida de los que no hayamos sido conscientes.

Ante todo, conviene no alarmarse, pero sí estar atentos al cuidado de una herida, por pequeña que sea, y a cualquier síntoma de infección.

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