Junio ha sido declarado como el Mes de Concienciación del Lipedema, motivo por el cual hemos decidido dedicar una entrada a esta patología en nuestro blog. El lipedema es una enfermedad que suele confundirse con el linfedema debido, en primer término, a que se trata de dos palabras muy similares. No obstante, en el origen de ambas se encuentra la clave para esclarecer su principal diferencia.
Mientras las palabras lipedema y linfedema comparten al final de su construcción el término “edema”, que hace referencia a una hinchazón producida por acumulación de fluidos en el tejido celular, se diferencian en sus prefijos: lipo- indica grasa o lípido, en tanto que linfo- se refiere a la linfa, el líquido coagulable, casi incoloro y débilmente alcalino, que procede de la sangre, circula por los vasos linfáticos y se vuelca en las venas, y cuya función es la de servir de intermediario en los cambios nutritivos entre la sangre y los tejidos.
De esta manera, queda claro que el lipedema es una patología que se asocia a la acumulación de grasa, mientras que el linfedema tiene que ver con la acumulación de líquido linfático.
Otros motivos para confundir lipedema con linfedema
Pero la similitud de las palabras no es la única causa de la confusión entre las dos enfermedades. Y es que a pesar de tratarse de dos entidades clínicas diferentes, en algunos casos pueden estar relacionadas. Esto es posible porque ciertos tipos de lipedema pueden ocasionar obstrucciones de los vasos linfáticos y producir un linfedema. A esto se le denomina un lipolinfedema.
Por el contrario, no se han documentado casos en los que el linfedema sea la causa de algún tipo de lipedema.
Otro de los motivos por los que algunas personas pueden confundir estas enfermedades radica en su manifestación exterior. Sin embargo, aunque la mirada no entrenada puede verse confundida, existen claras diferencias en las maneras en las que una y otra patología se aprecian.
La primera de ellas es que el lipedema es bilateral y simétrico, es decir, que afecta por igual a ambos miembros, bien sea piernas o -de manera menos frecuente- brazos. Por su parte el linfedema puede ser unilateral o bilateral, y si es bilateral, siempre es asimétrico, ya que depende tanto del lado del sistema linfático que se haya visto afectado como del grado de la afectación, por lo que puede desarrollarse en un solo brazo o pierna, o en ambos, pero con diferente intensidad.
Otra de las circunstancias que establece diferencia entre ambas enfermedades es que la hinchazón por linfedema puede apreciarse también en el dorso de las manos o pies (además de los dedos), mientras el lipedema se manifiesta en los brazos o piernas, de manera parcial o total, pero solo hasta las muñecas o los tobillos, nunca en las manos o los pies.
Más diferencias y algunas similitudes entre lipedema y linfedema
Ambas enfermedades también se diferencian en la población a la que afectan. Aunque en las dos patologías la mayor parte de los casos se registran en mujeres, en el caso del lipedema, debido a la extrema rareza de casos en hombres, se le considera una enfermedad eminentemente femenina.
Aunque las causas del lipedema aún están por establecerse, se ha detectado un patrón que determina que es una enfermedad relacionada con causas hormonales. Esto último debido a que suele manifestarse en la adolescencia, el embarazo o la menopausia, momentos del desarrollo de la mujer en los que se ve muy comprometido el sistema endocrino.
Por su parte, el desarrollo del linfedema tiene más que ver con obstrucciones en los canales linfáticos, bien sea de forma congénita (linfedema primario) o sobrevenido por cirugías o tratamientos agresivos contra el cáncer (linfedema secundario).
En cuanto a las similitudes, ambas enfermedades comparten la condición de tener carácter crónico, con la posibilidad de que una detección temprana favorece la adopción de tratamientos conservadores eficaces para su control.
Frente a esto, también se encuentra en igualdad de condiciones la dificultad de la rapidez de estos diagnósticos, debido a que el desconocimiento de ambas enfermedades y al hecho de que en ocasiones se les confunda con obesidad -de manera más frecuente en el caso del lipedema- retrasa en gran parte la remisión de los pacientes a los profesionales o centros especializados.
Finalmente, para las dos patologías existen algunos tratamientos quirúrgicos, más o menos definitivos y condicionados a cada caso en particular. No obstante, el del linfedema está cubierto por la seguridad social, en tanto que el del lipedema aún no. Lo que sí ocurre, para ambos casos, es que estos tratamientos precisan en su mayoría de más de una operación, lo que restringe aún más su acceso a todos los pacientes.